martes, 8 de noviembre de 2016

LA FALTA DE INTERÉS MATA EL CARIÑO

El amor se debe demostrar, no mendigar. Hacerlo es someter a nuestra capacidad de amar al peor de los verdugos: la indiferencia. La indiferencia vive del desequilibrio en una relación y se sostiene gracias a la debilidad de los cimientos.

Entonces nos damos cuenta de que no todo “amor” es amor de verdad, que no siempre el “querer” obtiene reciprocidad y que para ser felices en pareja hace falta que ambos miembros se rían juntos, sean cómplices y buenos amantes.

Solo en ausencia de mentiras, de excusas y de desinterés puede crearse un amor que en esencia base su libertad en conductas saludables y no en sometimientos. Nos merecemos aquella relación que teniendo la libertad de elegir, sea cercana, se base en el aprecio, en el tiempo compartido y en los pensamientos de mutuo cariño.
PSICOLOGÍA INTEGRAL - CHILE

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